Teatro de sombras


Lectura del cuento. Creación de narración original y lectura de la misma según la prosodia propia de los cuentacuentos. Cada alumno realiza un cuento breve en el que se desplieguen dos finales. 

Lo leerá en voz alta en clase y los compañeros podrán elegir qué final quieren escuchar antes. Se trabajan expresión y comprensión oral, al mismo tiempo que se propicia una escucha activa. 

Elección de la narración de un compañero. – fomentar la escucha activa de las narraciones de los compañeros. 

Trabajar un borrador- todo es mejorable- relaboración del cuento seleccionado, mejorando la expresión escrita, así como la ortografía. Incluso se puede modificar levemente la trama. 

Cada alumno elegirá y se apropiará de uno de los relatos escuchados en clase y se hará con el borrador del mismo con el objetivo de mejorar cuestiones de expresión y perfeccionar la correcta ortografía y los signos de puntuación. Podrá realizar leves alteraciones en la trama con la intención de simplificarla. También ha de extraer la enseñanza moral del cuento así como sus ideas fundamentales para posteriormente, transformar la narración en un teatro de sombras. 

De la narración al drama-. Con una linterna, un material blanco similar a la tela o el papel y unas simples siluetas trabajadas con cartulina negra, los alumnos finalizarán la actividad escenificando el relato en un teatro de sombras. 

Ejemplo

Cuento modelo. 

Hubo una vez un ser que se empeñó en atrapar una Garza. Las veía posar y pensaba que podrían convertirse en mascotas exóticas y rentabilizar a los blancos y emplumados animales. Se frotaba las manos desde la orilla mientras seleccionaba cuál sería su Garza. Una le gustaba porque era la más pequeña, otra, le parecía más guapa, la de más allá, cantaba melodiosa. Era difícil elegir y además, pensaba audazmente, vuelan. Vuelan y yo no. Pasó muchos días absorto en la búsqueda de argucias que le llevaran a materializar su intención. No quedándole espacio en su cerebro disponible para ningún asunto cotidiano. Confundía la sal con el azúcar y arruinaba todos sus guisos, se daba golpes en los dedos meñiques de los pies con las patas de los muebles, por no mirar donde pisaba, y por descuidar a sus vecinos a quienes ni saludaba, pronto obtuvo su fama de malaje, que lejos de abandonarle, le sobrevivió persiguiendo a sus hijos y a los hijos de sus hijos quienes fueron apodados “malajotes” y “malajillos”, respectivamente. Tendré que engañar a las garzas. Algunas gentes del lugar ya le habían hecho encargos caprichosos y el tiempo a premiaba. Iré por la noche, las meteré en un saco. 

Final Disney y final normal. 

 Final para gentes normales: cuando las vio dormidas, su humanidad le hizo desistir de inmediato de su cruel intención y se fue a su casa a leer novelas sin meterse con nadie. 

Final Disney. Acechó a las garzas dormidas, agarró a una incauta por una pata y al notar esa mano gruesa y áspera, el AVE aleteó y consiguió emprender un vuelo considerable a pesar de llevar al gañán colgado. 

 Cuando el hombre se vio en el aire tuvo terror y soltando la pata de la Garza se cayó sobre las piedras del río y se partió bastantes huesos produciendo desagradables crujidos. La Garza miró hacia abajo y vio allí al malaje medio destruido y aunque no sintió deseos de ayudarle, sí le dio pena al animalito. Decidió darle un besito para que constara que por su parte no quedaba el más mínimo rencor y que podrían convivir tranquilos del besito en adelante. Pero el besito de la garza suponía un profundo picotazo que cayó de lleno en un ojo del cazador nocturno. Y colorín Colorado este cuento se ha acabado.

  

  

 Profesora: Francisca Moya Pérez

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